
La historia del Club Social y Deportivo Textil Mandiyú es ni más ni menos que la épica de un sentimiento capaz de resistir a la desaparición. A aquel Mandiyú, que había sido capaz de casi todo, alguien tuvo la osadía de hacerlo desaparecer. Después de ser orgullo de su provincia, Corrientes, Roberto Cruz —dirigente político vinculado al menemismo— compró la institución en dos millones de dólares y en un puñado de años aquel club nacido en 1952 del impulso futbolero de los trabajadores de la hilandería Tipoití desapareció tras sospechosos manejos, a fines de la década del 90.Fundado por empleados de la fábrica textil con el nombre CLUB DEPORTIVO TIPOITÍ, debe cambiarlo porque la Liga no acepta nombres de firmas comerciales, por lo que se adopta el de MANDIYÚ que significa "algodón", en guaraní. Sus colores fueron elegidos para representar los del capullo del algodón. Un club que llegó de su liga al fútbol profesional en 1985 (previamente había jugado el Nacional de 1974) cuando clasificó para jugar en el primer torneo Nacional B. Cumplió una muy buena campaña y llegó a disputar el mini torneo por el segundo ascenso. Al año siguiente ganó brillantemente el torneo Nacional B ascendiendo a Primera División. Disputó el torneo de primera varios años, desde la temporada 1988/1989 hasta descender en 1995, año en el que también fue desafiliado de su liga por deudas con la entidad madre. Inmerso en una crisis insitucional por problemas de origen económico y de conducción debía participar nuevamente en el Nacional B, pero desistió de hacerlo por razones económicas desapareciendo de las competencias oficiales, incluso en su liga. Su lugar fue tomado por Huracán de la misma provincia, en una especie de "trueque" lo que le permitió a Corrientes mantener la plaza en el Nacional B.La caída de Mandiyú parecía un retrato de la Argentina de esos tiempos: de los espejitos de colores a la realidad cruda y cruel de ya no ser. Después de 292 partidos en Primera, del tercer puesto en el Clausura 91, de nombres destacados como los de Adolfino Cañete, Pedro Barrios y José Basualdo como futbolistas y de Diego Maradona como entrenador, Mandiyú había desaparecido...Pero no. Ese sentimiento no sabía de quebrantos. Y en diciembre de 1998 esos hinchas que llenaban la cancha de Huracán Corrientes para alentar al Mandiyú de Primera y fundaron el Club Deportivo Textil que desde 2002 lleva el agregado "Mandiyú", como tributo a aquel sueño robado.Y con los mandatos de la austeridad, como en los días fundacionales de los años 50, el Textil Mandiyú construye milagros: en 2001 fue campeón de la segunda división correntina; en 2002 se consagró en la Primera de la liga local; y por eso está esperando ansiosamente, el comienzo del Argentino “vip” Con el orgullo recuperado. Y con una ilusión naciente: volver a ser.
Sportivo Desamparados
Sportivo Desamparados nació el 10 de septiembre de 1919. Por entonces, un grupo de estudiantes de la Quinta Agronómica (hoy Escuela de Enología), muy futbolero, decidió formar un club. Al momento de buscar el nombre, no tuvieron mejor idea que llamarlo Desamparados, como la plaza en la que estaban reunidos. Y le antepusieron el Sportivo, para darle entidad de club.
El nombre también tuvo una relación especial con la Virgen de los Desamparados. "Esa virgen es la de los pobres. Y por entonces, los que fundaron el club desparramaban pobreza por todos lados"
Desde 1938 a 1944 tuvo la cesión de un terreno cedido por el gobierno provincial, que después del terremoto se conoció como Barrio de Emergencia Ameghino. Desamparados podía ocupar ese espacio hasta 1948, pero las autoridades del club decidieron irse del lugar para que allí se levantara ese conglomerado.Sin lugar a donde ir, al tiempo optaron por hacer una cancha en unos terrenos que pertenecían al Consejo Nacional de Reconstrucción Nacional (hoy INPRESS). Y de ahí, por fin, no se moverían más. Es que el 28 de octubre de 1960 y por ley provincial Nro. 2509, esos terrenos fueron donados al club, que no tardaría en levantar su estructura.
En su historia, Sportivo se dio el gusto de tener a casi una cuarta parte de su formación titular con la misma sangre en las venas. Y lo más curioso del caso, es que sucedió en tres ocasiones. Se trata de los tres hermanos Nehín, de los tres Roldán y de los tres Vega, que compitieron por separado, aunque algunos de los miembros de los dos últimos clanes alcanzaron a jugar al mismo tiempo.Los que marcaron el camino fueron los Nehín, José, Pablo y Nahún, en las décadas del '30 y '40. Los tres integraron el equipo que logró el primer campeonato Oficial para Desamparados en 1928. José, "El Mundialista", sin dudas fue el más destacado (ver aparte). Pero Pablo, "Pito", logró jugar en Estudiantes y Gimnasia y Esgrima de La Plata. Por su parte, Nahún consiguió ser integrante de distintos seleccionados de San Juan.Los Roldán, Pablo, Orlando y Julio, jugaron juntos a principios de los años 60. Pablo, el mayor, fue el primero en vestir la casaca de Desamparados. Orlando se sumó luego y Julio después, tras la fusión que hizo Sportivo con Huracán Angaco, unión que desaparecería poco tiempo después.Pablo era defensor, Orlando jugaba de 10 y Julio de 3 ó 4. "Nos llevábamos bien. No éramos de pelearnos mucho entre nosotros y menos entre los demás. De hecho, en 1959 ganamos la Copa a la Caballerosidad, por no contar con ninguna expulsión en todo el campeonato", dijo Pablo, hoy de 63 años. Julio falleció en enero de este año y Orlando en 2002.Pocos años después, tres hermanos volvieron a hacer historia. Los Vega, "La Dinastía", como se recordaba con pompa. Ismael Vega era el marcador lateral. Durísimo. Impasable como todo defensor por entonces, que no escatimaba pierna fuerte.Vicente era mediocampista y era un jugador ordenado y fuerte. Incansable en la mitad de la cancha. Por su parte, Angel era delantero, aunque no jugaba tan de punta como Paz y Fernández. Con una zurda exquisita, quienes recuerdan aquellos partidos dicen que ponía la pelota donde quería.
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