lunes, 21 de septiembre de 2009

Delpo?






Identidad ¿Ser parte de?

Nadie puede discutir la idea de que un triunfo que traiga alegrías a territorios tan castigados por diversos motivos como el nuestro sea festejado. Son miles los motivos para alegrarse por el triunfo de Juan Martín del Potro por su logro personal.

Pero debería ponerse el ojo en el llamado exitismo, no confundamos una victoria de un importantísimo torneo de tenis como algo que mueva masas y que la popularidad sea tal como la que aparenta ser.

Resulta extraño escuchar gritos en las calles, radios transmitiendo un partido de tenis cuando son pocos los que conocen realmente el reglamento y el espíritu del “deporte blanco”.

Resulta extraño pero no imposible en un sitio sin identidad, sin sentido de pertenencia.

Discutir, festejar, cuestionar, debatir, pelear por el partido del domingo en el que Abbondanzieri salio mal en una pelota parada, en el que el Huracán de Cappa ya no es el mismo del torneo anterior o lo que sea que ocurra en el verde césped es entendible, por la popularidad que lleva sobre sus espaldas la numero cinco, por los millones de personas que vibran con el futbol y que si son capaces de hacer temblar el mundo. Por aquello de que mal o bien en el fondo todos los argentinos somos DT.

Pero discutir, festejar, cuestionar, debatir, pelear, emocionarnos hasta las lágrimas como si un domingo gana el equipo del barrio porque un tenista logró un triunfo, que seguramente sea admirable y valorable por su esfuerzo, pero practicando un deporte que nunca jamás ocupó ni siquiera el tercer lugar en popularidad en Argentina ¿a que se atribuye? ¿A una ausencia de alegrías, a una ausencia de espacios donde expresar felicidad? No, se atribuye a una clara ausencia de identidad y al complejo sistema mediático que envuelve a la opinión publica carente de ideas propias en la idea de que lo popular es lo impuesto por la agenda del momento y que quedarse fuera de ello es no entender la realidad.

No es insistente reivindicar el esfuerzo, la lucha y el logro obtenido en este caso por Del Potro, sus entrenadores, la asociación de tenis, los medios de comunicación y todos aquellos que aman realmente un deporte como el tenis y que entienden de el. Para todo ellos la alegría y el análisis de la victoria es respetable, admirable y hasta entendible la sobrevaloración.

No se pone en duda todo ello y si es para dar alegrías bienvenido sea. Pero no confundir porque el exitismo y querer ser parte de algo que no somos puede llevar a caminos equivocados y el camino continúa siendo equivocado hace mucho tiempo.

Federico J. Aiub







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