domingo, 3 de enero de 2010

Doc.



Más que citar a Michel Platini, con más chapa que Franz Beckenbauer para asumir en 2015 como nuevo presidente de la FIFA, Carlos Bilardo, si quiere asumir en la AFA, debería fijarse en el caso más modesto de Gregorz Lato, ex héroe de la selección de Polonia, hoy presidente de la Federación de fútbol de ese país (PZPN).

Lato, quien antes de asumir su nuevo cargo había sido elegido senador, se nos hizo conocido cuando le marcó a Argentina dos goles en el triunfo 3-2 del Mundial 74, en el que terminó ganando el Botín de Oro con por los siete tantos que hizo; jugó luego las Copas del Mundo 78 y 82 y tiene un récord de 45 goles en 104 partidos con la Selección polaca, con la que ganó además medallas de oro en los Juegos Olímpicos de 1972 y de plata en los de 1976.

Bilardo, claro, con Diego Maradona a su lado, llevó a la Selección argentina a ganar un Mundial en 1986 y a ser finalista en otro (Italia 90). Su fama como DT, de todos modos, no podría ubicarse a la altura de Platini y Beckenbauer, los dos nombres que él citó como ejemplos de hombres del deporte volcados a la dirigencia.

Primero digamos que Platini, alguien sin manchas de corrupción y con un discurso progresista y renovador desde que asumió en la UEFA, es por ahora el hombre elegido por Europa para reemplazar a Joseph Blatter, quien no tendrá problemas para ser reelegido otra vez en 2011 como presidente de la FIFA. Beckenbauer, según me cuentan cerca de la FIFA, está fuera de carrera.

Pero, claro, el ejemplo más humilde de Lato, una gloria del fútbol polaco, es citado casi en voz baja aún dentro de la FIFA. Porque el gobierno polaco había echado por corrupción a toda la cúpula de la Federación polaca en 2007, en el marco de un escándalo de partidos arreglados que involucró a más de 150 jugadores, árbitros y dirigentes.

Como siempre, la FIFA protegió al presidente corrupto de la Federación, que debió ser reinstalado ante las amenazas de suspensión en contra de la Selección, pero el gobierno impulsó una comisión que convocó a nuevas elecciones y así fue que Lato asumió el cargo en 2008 y esta vez Blatter debió aceptar la situación.

No hay muchos otros casos de Federaciones dirigidas por ex jugadores o técnicos. La pretensión de Bilardo, quien simula humildad pero ama el poder, tiene casi cero chance de convertirse en realidad, más allá de que retornó al paraguas de Julio Grondona apenas un año después de haberlo acusado de ser el gran responsable de los problemas del fútbol argentino.

Para muchos medios, suele ser más fácil hablar de las contradicciones y desbordes de Diego Maradona. No se trata de igual modo a Bilardo, porque su locura no suele ir en contra de ningún poder. Pero no deja de ser locura. Las batallas de la Libertadores en los tiempos del “vale todo” de los 70, el bidón de Italia 90, el homenaje en plena Bombonera tributado por José Barritta y los insultos, y hasta intentos de golpes, contra periodistas bastarían para descalificar a Bilardo. Pero el currículum para el cargo que pretende no exige exactamente atributos de pureza. Grondona lo sabe.

Fuente: Revista Un Caño




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