Crónica de un domingo sin fútbol
Hay gente en las calles, pero falta algo. Hay movimiento, pero lejos está del Monumental, La Bombonera, El Gigante de Arroyito, El cementerio de los Elefantes, o cualquiera de los estadios que todos los domingos sirven de escenario para el deporte que más nos gusta.
La jornada arranca temprano y de movida se sabe algo: hoy, domingo 28 de octubre del 2007 no hay fútbol. Los argentinos estamos eligiendo a nuestros representantes por los próximos 4 años, motivo por el cual no se permite ningún espectáculo, ninguno, ni siquiera el que nos tiene en velo cada fin de semana.
Algunos aprovechan para hacer asado, otros hacen zapping con el control remoto para suplir la falta del deporte más popular del país, buscando sus versiones españolas, italianas, inglesas y, porque no, hasta mejicanas.
Otros se dejan llevar por el alud informativo que ofrecen los canales: la falta de autoridades en las mesas, las largas colas de espera, el voto de los candidatos, algún que otro dato de color, la hora de ingreso de los candidatos a sus respectivos bunkers a la espera de los resultados, etcétera, etcétera.
El fútbol ofrece una ilustración de algunos rasgos de los argentinos, que durante el domingo de las elecciones se hicieron presentes.
Ver a la gente caminando por las calles durante el transcurso de la tarde hacía recordar a la entrada a los distintos estadios, mucho mas en las entradas a los distintos establecimientos para votar, donde las colas son largas, como esperando el famoso “cacheo”, la policía en la puerta de los colegios garantizando, o por lo menos tratando de garantizar seguridad. La espera para votar fue como esa que los hinchas padecen a la hora de retirarse de la cancha siendo local, con la puerta cerrada, estancados, esperando la salida de la hinchada visitante.
¿Y que decir de las boletas? Ausentes o presentes, cortadas; todas tiradas dentro del aula donde teníamos que votar, parecido a los distintos papelitos que vuelan todos los domingos por las canchas, algunos resistiendo tanto en las elecciones como en la cancha, como el famoso “fuera BC” visto hace algunos domingos en avellaneda.
Llegan las 6 de la tarde, el horario de cierre de los comicios y los distintos noticieros siguen los resultados a boca de urna cual “domingol” o “90 minutos”, con una actualización a cada instante y presentes en el lugar de los hechos, obviamente, sin mostrar nada. Los periodistas siguen atentamente cualquier movimiento, rastrean los pasos de las celebridades, como si se tratara del Diego viendo un partido de boca en su palco vitalicio de la Bombonera. Cada bunker va recibiendo a sus aliados.
Los militantes, a la espera de sus candidatos no dejan de rememorar los cánticos que oímos todos los fines de semana en cada cancha, obviamente, con letra cambiada siguiendo la ideología de cada partido o movimiento y, porque no, citando al enemigo.
La arenga sigue, cada vez más, porque los resultados van llegando y las incertidumbres se van resolviendo. Son las 20 hs y los datos oficiales ya dan un ganador. El bunker explota con cánticos, bombos y saltos, como el canto de una hinchada después del desahogante grito de gol, coincidencia casual, quizás, que no deja de mostrarnos como somos.
Aparecen los candidatos y acá hay una mezcla de dos conceptos claramente futboleros: por un lado, la tribuna sigue arengando; pero, a esto se le agrega la palabra del líder de los respectivos movimientos que sumado a los periodistas hacen una parodia perfecta de las, a veces, injustificadas, conferencias de prensa, claro que esta vez la tribuna participa del acto.
Las justificaciones son varias por parte de los candidatos, hay varios ejemplos futbolísticos, tratemos de recordar que técnicos usan este tipo de declaraciones:
- el que festeja la victoria pero quiere conciliación, reconoce lo duro que fue llegar hasta ahí y agradece el apoyo
- el que reniega de la situación, que no admite derrota alguna y hasta culpa a algún factor externo de su derrota
- el que denuncia un complot en su contra
- el resignado, perdió y listo, no tiene explicación para lo que paso, pero lo acepta
- y por ultimo el que reconoce la superioridad de sus rivales, la tan futbolera frase “merecimos perder”
Por ultimo: el día después, los periodistas siguen a los candidatos, al ganador, al segundo y a alguno mas, como si se tratara de un Móvil de exteriores el día lunes hablando con los jugadores acerca de lo que paso el día anterior con su equipo y con sus competidores directos.
Varias son las cosas que nos reflejan como sociedad y varios son los aspectos, en este caso el fútbol nos da características concretas sobre como somos.
Se vio reflejado el fin de semana pasado en distintas cosas, desde ir a votar ocupando la calle como si esta fuera Avenida Udaondo, o Del Valle Iberlucea hasta el festejo con bombos, platillos, papelitos y cánticos hacia esa persona que la hinchada banca.
Esto es folklore, esto tiene el fútbol, un deporte muy presente en varios aspectos no solo deportivos, sino sociales y apropiarnos de ello es algo inevitable en un hecho como las elecciones presidenciales, es lo que hace que los argentinos nos reflejemos como tales.
Este domingo sin fútbol, dejó claro, de todos modos, que la pasión trasciende distintos planos. Que el exitismo está a la orden del día aunque siga siendo muy discutible sobre la base de qué ideales concretos se construye ese sentimiento.
Leandro Gomez.
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