domingo, 26 de agosto de 2007

Burrito.












Un amigo de todos.


Y como siempre el domingo entraste a la cancha con la remera de mangas largas agarrada entre tus puños. Así como queriendo expulsar la bronca por algún lado y que mejor lugar que los puños.

Te fuiste, dicen que a Chile. A curarte de algo que te estaba quemando y matando lo más lindo que tiene tu vida, entra a una cancha de fútbol.

Quien dice ser tu papá no se si realmente te ayudó como se dijo el año pasado. Siempre dijo que estabas mejor y te ponía a jugar para salvar las papas de su equipo que bastante mal venía.

Una vez más pasó lo mismo y vos te pusiste la banda roja y saliste a dar la cara en uno de los peores momentos que atravesó tu club en la historia.

Hace un par de meses recorriendo algunos pueblos allá por Jujuy pude entender un montón de cosas. Y pude ver a miles como vos pero que no tuvieron esa suerte de ser una estrella del fútbol mundial. Mucha soledad, mucha angustia, muchos dolores, pero sobre todo mucho amor.

A pesar de eso, tu suerte pareciera diezmada por un maldito mal que aqueja a muchos. Tal vez a muchos que tienen alguna pena en algún lugar de su corazón. Sin dudas que la cima no exceptúa a nadie de la tristeza, sino mirálo a Diego. Y nadie debería olvidar que vos te pusiste un equipo al hombro cuando al Diego “Le cortaron las piernas” allá en el país del norte.

A todos los que te vemos nos llena de esperanza saber que hay uno como vos que pareciera ser un amigo nuestro. Te vemos y creemos que podrías estar jugando algún picado en el barrio con nosotros y compartiendo los tragos obligados después de cada partido en el parque.

De hecho alguien alguna vez me dijo que vivió algo así. No se si será cierto o será algún mito barrial, lo que si sé es que podría haber sucedido. También se que alguien estuvo contigo en algún bar nocturno corretenado algunas chicas. ¿Qué problema hay no? Sino dejás de ser un hombre.

Volviendo al domingo pasado, mas allá de estar bien o no (que nadie es capaz de decirlo) como no volver a emocionarse si te vemos entrar, ser figura y volver a ver aunque sea 2 o 3 de esas gambetas hermosas que no muchos de los que yo ví han hecho.

No me importa Pasarella, no me importa River, no me importa que camiseta tengas.

Lo que sí me importa es que hay un jujeño suelto en las canchas de fútbol de toda la argentina y que sabe mucho con la pelota en los pies.

Muchos dicen que nunca pudiste olvidar tu pueblo, Ledesma. Y que sólo allá te ven feliz.

Yo les digo que vos sos feliz jugando a la pelota; acá, en Jujuy o en Tierra del Fuego.


Burrito Bailador.

¿Estás en el monumental o en el parque jugando con los pibes? Donde sea te queremos jugando al fútbol.


F.J.A.


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