sábado, 15 de septiembre de 2007

Estadio Huracán.























Tomás Ducó

El globo desde su nacimiento a la fecha uso 3 canchas. La Primera de ellas en la calle Almafuerte (antes Arena); la 2da. en Av. La Plata y Av. Chiclana y la 3ra. Av. Amancio Alcorta y Luna. El actual estadio de cemento se habilitó oficialmente en un partido frente a Boca Juniors (7 de septiembre de 1947). La inauguración oficial se produce un 11 de noviembre de 1949 con un partido Internacional con Peñarol de Montevideo.

En 1942 Huracán pidió un préstamo de 1.553.472 pesos y, una vez que dispuso de ese dinero, los trabajos se intensificaron notablemente. El 10 de agosto de 1943 se inició la construcción de las tribunas, las que a principios de 1945, ya se asomaban orgullosas por sobre las casas de la barriada de Parque Patricios. Finalmente, el ansiado día llegó: aquél histórico 11 de noviembre de 1949, Huracán abrió las puertas de su nuevo estadio y una multitud enfervorizada se hizo presente para presenciar la victoria del "Globito" ante Peñarol de Montevideo por 4 a 1.


Ahí en Amancio Alcorta se ubica uno de los estadios más lindos que tiene el fútbol argentino. Que tiene la Capital Federal sino queremos exagerar.

Luna se llama la calle que linda con el estadio, blanca es la luz de la luna, blanca es la camiseta de los quemeros.

También es increíble pensar al estadio de Huracán no solo como la meca de uno de los grandes del fútbol argentino, sino como una importante meca musical.

Por algún motivo que seguramente excede a lo económico, muchas bandas de rock han elegido tu piso y tus tribunas para brindar algunos de los mejores shows de la historia del rock nacional.

Algunos hasta están documentados (La Renga por ejemplo tiene dos dvds, íntegramente filmados en estadio del Globo). La Renga que por cierto tiene varios integrantes quemeros en sus filas.

Imposible olvidar algún show de Los Redondos, 80.000 personas en dos días en aquella inolvidable presentación de Lobo Suelto/ Cordero Atado.

También cabe recordar que fue en ese estadio y en el año 73 cuando el Flaco Menotti gana uno de sus primeros campeonatos como DT (sino el primero) y obtiene su fama de gran entrenador que lo llevaría a dirigir a la selección Argentina en aquellos tristes años.

También debemos nombrar al eterno Ringo Bonavena, ese muchacho que desde Nueva York moría por averiguar como había salido su Huracán querido. Ese morocho que fue bandera de un barrio de laburantes. Ese morocho que luego recordaremos cada día que vamos al Tomás Ducó ya que una de sus tribunas se llama “Ringo Bonavena”, pero no cualquier tribuna se llama así. La popular local lleva su nombre.

Me voy, me voy a tomar el 134 a sentarme un rato en el circulo central del estadio a pensar en su grandeza. Y en la grandeza del Globo.

Federico J. Aiub

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