sábado, 8 de septiembre de 2007

Septiembre Negro.










LA MASACRE DE MUNICH

El 5 de septiembre de 1972, hace ya 35 años, el deporte en su máxima expresión, se veía expuesto a uno de los atentados más atroces de la historia deportiva internacional. Se desarrollaba en Munich la vigésima edición de los Juegos Olímpicos de la era moderna, cuando un comando armado de palestinos denominado “Septiembre Negro”, irrumpió en la villa olímpica donde se alojaba la delegación israelí, secuestrando a 9 atletas de aquel país y asesinando a otros dos.

Este grupo reclamaba la liberación de 234 palestinos presos en cárceles israelíes y su traslado seguro a la ciudad de El Cairo. La respuesta de Israel fue contundente: no se negociaría nada.

A simple vista, y con esta escasa cantidad de datos, cualquiera habría de suponer que se está frente a un grupo radical islámico que desconoce la vía de negociación pacífica para los problemas políticos, culturales y raciales. Tal es la visión occidentalista que insisten en mostrarnos a diario. Pero cuando se decide revisar la historia para tener un conocimiento cabal de los hechos es, no justificable pero si comprensible, el accionar de aquel Septiembre Negro.

A modo de síntesis, diremos que el conflicto israelí – palestino, se remonta a principios del siglo pasado, luego de la Primera Guerra Mundial. En esa época comienzan a gestarse, en Europa, movimientos nacionalistas, entre los cuales podemos citar al sionismo, que propugnaba la creación de una entidad estatal para los judíos dispersos por el mundo. El sionismo vio en Palestina, tierra donde se fundó el judaísmo como religión, el lugar ideal para realizar su proyecto nacional. Esta inmigración judía hacia Palestina se dio en la posguerra, cuando el Reino Unido dominaba políticamente vastos sectores del Oriente Medio.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Gran Bretaña se retiraba de Medio Oriente y es en 1948 cuando la comunidad judía declara unilateralmente la creación del estado de Israel. Esto provocó una inmediata guerra con los vecinos árabes que el estado israelí supo y pudo resistir y, a consecuencia de ello, se dio un éxodo masivo de palestinos asestados por el hambre y la guerra. Los intereses económicos que presenta la región por sus recursos naturales, no hacen más que reforzar las alianzas que Israel tiene con los Estados Unidos, desde aquel momento. En este sentido, desde 1967, año de la guerra de los 6 días, Cisjordania y la franja de Gaza han estado bajo la ocupación militar israelí. Esto ha supuesto el estado de excepción permanente, la persecución de los nacionalistas palestinos, la apropiación de sus recursos naturales, la expropiación de las tierras y la instalación de colonos y bases militares, la progresiva judaización de la parte oriental de Jerusalén y la total subordinación de la economía palestina a la israelí.

No viene a cuenta aquí hacer un exhaustivo recorrido por la historia de estos dos estados que los mantiene como antagónicos hasta el día de hoy. Sin pecar de ingenuos, ni querer cercenar ningún acontecimiento en particular, diremos que desde la creación del Estado de Israel hasta nuestros días, la historia de Oriente Medio es una sucesión de guerras, intifadas, intentos de establecer la paz, ataques, nuevos congresos y reglamentaciones. Las Naciones Unidas han emitido numerosas resoluciones sobre la cuestión palestina, pero, presa de los intereses de las potencias, ha sido incapaz de imponer su aplicación.

Como una consecuencia más de todo este acervo histórico, aparece la nefasta masacre de Munich. Aquel 4 de septiembre de 1972, atletas israelíes habían estado disfrutando de una salida nocturna por la ciudad. En la madrugada del 5 de septiembre ocho hombres vestidos con chandall y portando armas, saltaban la verja de dos metros que rodeaba la villa olímpica.

Las autoridades alemanas habían sido alertadas sobre la posibilidad de diversos atentados durante el desarrollo de los Juegos. Por lo tanto, el dispositivo de seguridad constaba de 15.000 policías, 25 helicópteros, 12.000 soldados. El problema es que todos formaban un aparato impotente, paralizado por antiguas culpas, inhibido por fantasmas del pasado, de aquella olimpíada de 1936 organizada por el Tercer Reich, cuya imagen se quería borrar.

El entrenador del equipo israelí de lucha oyó un ruido tras la puerta, que luego de ser abruptamente abierta, intentó cerrar. En ese forcejeo, el entrenador y otro miembro del equipo fueron asesinados. Entre tanto, otros nueve deportistas fueron tomados como rehenes. El plazo para la ejecución de los deportistas pasó de tres a cinco horas tras las conversaciones llevadas a cabo por las autoridades germanas.

Finalmente los terroristas exigieron un transporte para El Cairo. Las autoridades fingieron llegar a un acuerdo y, a las 22:10, dos helicópteros transportaron a los asaltantes y a sus rehenes a una base aérea en penumbra.

Los secuestradores creyeron que estaban en Riem, el aeropuerto internacional cercano a Múnich. Las autoridades habían planeado un asalto sobre ellos en el aeródromo.

Cinco francotiradores alemanes fueron seleccionados para disparar a los secuestradores. Ninguno tenía una preparación especial en este tipo de acciones y fueron elegidos porque practicaban el tiro de forma competitiva los fines de semana.

Los helicópteros aterrizaron a las 22:30 en el aeropuerto. A las 23:03, dos terroristas bajaron de los aparatos, caminaron hacia el avión y se volvieron. Seguidamente, otros dos descendieron empujando a dos de los rehenes, quienes llevaban sus manos atadas a la espalda. Viendo que el avión estaba vacío y sabiéndose engañados, los terroristas regresaron precipitadamente hacia los helicópteros. En ese momento el aeropuerto fue súbitamente iluminado con bengalas y focos y las autoridades alemanas dieron la orden de abrir fuego.

Los cinco tiradores emboscados no disponían de radios para coordinar su fuego, y carecían de rifles de precisión y de teleobjetivos o dispositivos de visión nocturna. En el caos que sobrevino, dos secuestradores que estaban cerca de uno de los pilotos fueron eliminados. Otros tres terroristas se parapetaron detrás de los helicópteros, fuera del alcance de las luces, y comenzaron a disparar. Uno de los policías que estaba en la torre de control murió al alcanzarle una de las balas. Los pilotos del helicóptero lograron escapar, no así los rehenes, quienes permanecían atados brazos en alto al techo en el interior del aparato.

A media noche, se exigió a los secuestradores que se rindieran. Cuatro minutos más tarde, uno de los terroristas saltó del primer helicóptero lanzando una granada a su interior, que explotó con cuatro atletas israelíes y un piloto en su interior. Antes de que el fuego de la primera explosión alcanzase el depósito de gasolina del segundo helicóptero, dos secuestradores salieron del aparato y comenzaron a disparar a la policía. Éstos respondieron a los disparos, abatiendo a ambos. Los rehenes del segundo helicóptero murieron durante el tiroteo. Los tres terroristas restantes fueron capturados.

Sorprendentemente, la competición olímpica sólo fue suspendida durante un día y luego se reanudaron las actividades con las banderas izadas a media asta, en signo de duelo. Claro, todas las banderas a excepción de las de Medio Oriente que no lo hicieron, como símbolo de no claudicar frente al Estado de Israel.

Los hechos acaecidos en Munich traerían consigo una espiral de violencia por parte de Israel, con el fin de dar caza a los supuestos responsables del acto terrorista. Tras el ataque a la villa olímpica y la posterior liberación de estos tres terroristas, el Comité de Defensa Israelí dio órdenes secretas al Mossad, (fuerza de seguridad secreta de Israel) de matar, dondequiera que se encontrasen, a los once hombres de Septiembre Negro y del Frente Popular para la Liberación de Palestina que planificaron y organizaron la matanza de los atletas israelíes. Para ello, el servicio secreto israelí creó una unidad encubierta que sería ayudada por las células de información israelíes instaladas en Europa. Esta misión se conocería más tarde como operación Cólera de Dios.

Muchas son las conclusiones que pueden extraerse de un episodio como éste. Muchas veces, también, las palabras sobran cuando no hay nada que pueda describir el horror sufrido durante los Juegos Olímpicos de Munich. Pero también sería interesante poder reconocer este episodio negro, como un ejemplo de una historia plagada de sucesos como éste. Una concatenación de situaciones que no hacen más que denigrar la condición humana, dejando de lado cualquier posibilidad de una vida digna y pacífica.


Evangelina Diaz Quijano.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

bueno. decir interesante, es poco. Muy buen trabajo, lo escuche al aire y la verdad que fue atrapante el relato acompañado de la música de fondo.
Es un texto ideal para representar la temática del programa y las ideas que propone. El deporte no está aislado de todo lo que hay alrededor, política, guerra, música, literatura, etc, y miedo escénico no se olvida de eso

Anónimo dijo...

Impresionante, la calidad de los textos y del debate que plantea el programa es cada día mas brillante.

"cuanto mas arriba haya, mas abajo habrá también"

Marco dijo...

La pelicula de Spielber sobre el caso es muy buena para ver.

Marco dijo...

Me comi una G.

GSALUDOS.

Sexy Gri dijo...

quiero escuchar esto.
primera vez que paso por aca.
saludos
Grisel

Sexy Gri dijo...

...me encantaron las fotos.
yo conozco a alguien que estudia en eter y tiene un programa de radio en radioxradio, el link esta en mi blog, quizas lo conoces.
uds son como una gran familia, andan por todos lados, je.
Ya me estan contagiando las ganas de hacer radio, me pregunto por que razon no descubri antes que queria hacer eso...
en fin, todavia hay tiempo, no?

Sexy Gri dijo...

MUCHAS GRAX X PASARSE Y TB X EL TEXTO, ESTA SUPER INTERESANTE!!
ME ENCANTO.
LOS ESTAREMOS ESCUCHANDO.
BESOS