domingo, 3 de agosto de 2008

Canapino.


Agustín Canapino

Todo un piloto, ya lo ves…

La bandera a cuadros se baja, estalla el box, todos se abrazan, la mayoría grita, alguno o alguna, quizás, llora. Agustín, de tan solo 18 años ganaba su primera carrera en el Top Race V6, haciéndolo el piloto mas joven en conseguir este premio dentro de categorías grandes. Papá Alberto festeja con mesura, también con un poco de alivio, su hijo comenzó una nueva etapa.


Año 1990, mundial de fútbol, presidencia peronista, promesas por cumplir, privatizaciones. Todo esto dejo de tener importancia cuando Alberto Canapino recibió la noticia del nacimiento de su primer hijo, las buenas nuevas conmovieron tanto al motorista que decidió volverse de Alemania, donde era parte del staff de competición de Opel, para que su hijo nazca en Argentina.

Alberto, el papá de Agustín tiene una larga trayectoria dentro del automovilismo nacional, que comenzó 4 años antes del nacimiento de Canapino Júnior, en el ´86. Corrió muy poco tiempo, solo 2 años, después se dedicó a preparar motores, no le alcanzó con eso y también se avoco a la construcción de chasis para sus autos y así fue evolucionando con el tiempo convirtiéndose en el referente técnico indiscutido del ambiente.

Alberto vió a Aventin, lloró por Mouras y Morresi, instruyó y asesoró a Don Rubén Di Palma durante años, convenció a Traverso para subirse a un Chevrolet después de mucho tiempo fuera del TC y lo sacó campeón. También pulió un diamante en bruto llamado Guillermo Ortelli, con quien obtuvo otro titulo, hizo que el eterno número 2, un tal Gurí Martínez, gane de una buena vez por todas el campeonato que tantas veces perdió.

Canapino sabe lo que es estar dentro de un auto y abajo también, sabe lo arriesgado que es este oficio, por eso, desde el principio se negó a ayudar a su hijo para ser piloto. Quizás Don Alberto habría deseado para su hijo un titulo de ingeniero mecánico y su posterior ayuda en la tan prolifera empresa familiar. Pero no, Agustín, quien anda en un auto a 200 kilómetros por hora prácticamente desde que nació quería ser piloto, a toda costa.

La primera oportunidad no fue planeada, en absoluto. Durante el año 2003 quedó un puesto vacante en la Formula Megane, oferta imperdible, Agustín tenia solo 15 años y ninguna carrera a modo oficial ya que papá Alberto no permitió que su hijo corra en karting, la categoría donde se inician la mayoría de los pilotos. Días enteros de persuasión, caprichos, pataleadas y promesas por parte de Agustín hasta que finalmente Don Canapino aceptó. Los resultados hablan por si solos: después de pasar por la Formula Megane, Agustín pasó al TC Pista, la antesala a la gran categoría, el TC. Hoy en día es uno de los referentes y futuros pilotos del Turismo de Carretera, a tan temprana edad. Y por si esto fuera poco ocupa un puesto en el equipo Peugeot de Top Race, una categoría con intenciones de ascenso.


A diferencia de otros padres que por estos días ven a sus hijos arriba de un auto, Alberto no disfrutaba de ver a su hijo correr, hasta el día de hoy padece todas las carreras que su hijo corre y por unas vueltas, el Director Técnico del equipo HAZ se olvida de tiempos, estrategias, neumáticos, medidores de telemetría y se concentra en desearle lo mejor a su primogénito.

Agustín tiene talento, y es, junto con Diego Aventín, Jonathan Castellano y Juan Bautista De Benedictis uno de los sucesores de una camada brillante de pilotos que hoy asesora técnica y dirigencialmente a la máxima categoría argentina. Pero para ser honestos, con talento solo no alcanza.

Los motoristas son claves a la hora de poner en la pista un auto competitivo, como su nombre lo dice son los encargados de preparar el motor en todas las carreras como así también los chasis de los autos, que varían de acuerdo al rendimiento y la aerodinámica que se pretenda. Alberto Canapino lleva años incursionando en esta posición, conoce a la perfección todas las marcas de autos, no solo de TC sino de todas las categorías de peso del país. Ha participado de proyectos de diseño no solo de autos de competición sino también de vehículos en serie. Hoy en día enseña a futuros motoristas y dirige la escudería más poderosa de la argentina, el tan polémico equipo HAZ.

Agustín no solo tiene talento, sino también tiene con que impulsarlo, esta vez le toco arriba de un Peugeot 407, dentro de un año o dos será corriendo para el equipo de su padre. El futuro llego, Alberto, todo un piloto, ya lo ves…


por Leandro Gomez.


1 comentario:

Anónimo dijo...

muy bueno el texto de Lea.Aguante los informes radiales de automovilismo!!!!!!!!!,abrazo, Juan.