martes, 21 de julio de 2009

El flaco (cuento).






El flaco llega corriendo a la terminal, agitado, sabe que el bardo esta detrás suyo, llegando a Avenida Ramírez, se mete, con un buzo puesto, para disimular, dentro del edificio y como un turista más se acerca a la boletería:

-Te queda algún pasaje para buenos aires?

-Si (responde la vendedora) me queda la última fila, pasillo, llega a capital a las 5.

-A las 5? Uf! Bueno, si no tenes otro, dame ese por favor.

Se sienta en el barcito, chiquito, con una tele que por lo bajo y lo borroso parece estar pasando un programa de futbol, a el no le interesa. Se compra dos pebetes para aplacar el hambre voraz de quien salió de la cancha sin tiempo ni para comer un choripan.

Ni bien llega el bondi se mete, sabe que falta un buen rato para que salga, pero se mete igual, disimulando ser un alguien del montón, quiere sonreír, pero no le parece oportuno con tanto rojo y negro alrededor. Cuando se acomoda en el asiento, sin nada más que lo puesto, se devora los pebetes con una coca para que pase mejor. Tiene debajo del buzo su camiseta, la del lobo entrerriano, esa que se llevo cada año como compañera indispensable en su cuarto, esa que llevaba a los picados y que despertaba la curiosidad de amigos. Sabe que no se puede sacar el abrigo, ni siquiera en el colectivo ya que los hinchas de su clásico rival, Patronato de Paraná, están en la terminal, no en el mismo colectivo, pero en los andenes, con una mezcla de bronca e indignación.

Llega su compañero de asiento, le pregunta un par de cosas y este trata de prestarle atención a los comentarios, el, igualmente, tenía la cabeza en otro lado.

-Disculpame, por casualidad, no sabes cómo salió Boca? (le pregunta su partenaire)

-No che, ni idea. La verdad es que no vi nada de futbol (disimula)

-Que cagada, escuche hasta la mitad del segundo tiempo, pero después me tuve que ir.

Se dio cuenta que su compañero de asiento no sabía lo que había pasado a unas cuadras de ahí, pudo percibir que para el tipo del asiento junto a la ventanilla ni Gimnasia de Concepción del Uruguay ni Patronato existían, no como él los conocía.

La charla fue aflorando y con este dato, recién después de un tiempo pudo confesar su verdad, esa que había ocultado a regañadientes:

-No vi a Boca porque me vine a ver el clásico de acá. Gimnasia de Concepción del Uruguay contra Patronato de Paraná

-Ah, mira vos, y como salieron?

-Gano Gimnasia 2 a 1.

Que sonrisa! Cuanto alivio! Parecía que el gol de la victoria lo había convertido el mismo. Y siguió con su explicación:

-Me vine de buenos aires hoy mismo para ver el partido, deje a mi novia, a mis amigos, a todo el mundo para ver al lobo, sé que no está bien, pero Patronato parece que va a ascender y si eso pasa, hasta cuando voy a tener que esperar hasta ver un clásico de vuelta?

-Y si, es verdad, a los clásicos hay que ir.

El flaco no podía más de la alegría, y comienza a explicar tremenda epopeya que incluyo un viaje imprevisto, corridas, gritos, pero también mucha alegría.

-No sabes lo que fue, les ganamos en su cancha, los pasamos por arriba, nunca pudieron superarnos. Igual fue chivo el partido eh? No pienses que fue fácil, encima tuve que ir de incognito porque no se puede ir de visitante, viste? Pero no me importo nada, todo sea por ver al Lobo.

Su relato continuaba, por momentos se agrandaba, por otros bajaba a tierra, pero como no agrandarlo? Si ganaron de visitantes, si su rival hizo un gol de última. Si Giovenale abrió el partido dejando a todo Paraná en silencio, si Ojeda se paso con ese gol. Trataba de tranquilizarse, pero ya no podía.

El micro fue saliendo de Entre Ríos y la oscuridad del micro sumado a el sueño de los pasajeros le permitieron lucir su camiseta por primera vez en el domingo, esa que se moría de ganas de besar unas horas atrás, unos minutos antes que los hinchas de Patronato salgan, calientes, a manifestar su bronca. Los mensajes de texto llegaban con mayor frecuencia, y el flaco aclara:

-Es mi novia, le dije hoy a la mañana que venía para acá, pero mucho no le gusto la idea, anda medio enojada, viste?

-Si, te entiendo, algunas mujeres son así. Mi vieja solo le deja ver el partido de River a mi viejo.

-Estas de novio vos? (Pregunta el flaco, para distender un poco)

-Si, vive en Paraná, recién vengo de visitarla por el fin de semana.

-Ah, mira vos, y es de Patronato?

-No, de Boca, pero no le importa el futbol.

El flaco tiro un gesto de alivio, no vaya a ser que en el micro se meta en problemas, para eso tenía el celular, con la novia a la cual intentaba convencer con mensajes afectuosos.

-El futbol es así, vos sabes, sos hombre, sos hincha, hay partidos que no te los podes perder.

El flaco y su co equiper temporal dejaron de hablar, ya era cerca de la medianoche y al otro día había que ir al yugo de siempre, el laburo.

Llego a Buenos Aires medio dormido, no quería hacer nada, pero tomo fuerzas y fue. Mientras dormitaba en el colectivo de su casa al trabajo se iba acordando de los goles, de la tabla de posiciones, de los pocos infiltrados en las tribunas locales que, como él, habían gritado el gol a regañadientes para que nadie se les vaya encima, de lo que le iba a costar esta escapada con su novia.

Y que se puede hacer? Muchos tienen tantas otras cosas: el chupi, las minas, la timba, y el flaco? El flaco es un tipazo, pero enfermo del Lobo entrerriano.

Leandro Gomez






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