lunes, 7 de abril de 2014

El clásico de Miguel .


 

En la semana previa al clásico rosarino se habló mucho más de Newells que de Central. Si jugaba Maxi, si Bernardi llegaba 100% o no arriesgaba o si era el último clásico de Heinze.

El local llegó al clásico con un punto menos que Central, pero con dos años de fútbol de alto vuelo, con la obtención de un título y una semifinal de copa como aval de todo lo bueno que empezó Martino y que siguió Berti.

Newells llegó al clásico agrandado, sabiéndose superior al rival a nivel equipo, aún con las bajas importantes que tenía.

Con ese contexto y con todo el público en contra, apareció la imagen de Miguel, el gran ganador de la jornada.

El planteo de Russo fue perfecto. Central jugó su partido en el medio. Ahí debía ganarlo y ahí lo ganó. El técnico de Central puso dos delanteros devenidos en volantes externos para contener la subida de los laterales Casco y Cáceres, quizá las armas más importantes del local en ataque.

Medina se ocupo de que a Casco ni se le ocurriera pasar al ataque y Carrizo hizo lo propio con Cáceres. Entonces Newells no podía jugar por los costados como hace habitualmente y debía centralizar su juego. Y ahí fue donde Russo cantó retruco. Puso a su doble cinco encima de los creadores de Newells. Domínguez encima de Banega y Jesús Mendez encima de Bernardi.

El trabajo defensivo fue impecable. Ninguno de los cerebros de la “Lepra” pudo pensar ni jugar claro.

Central bloqueó por completo a su rival, lo obligó a jugar incomodo, a tirar pelotazos o en su defecto, a que la pelota la llevaran Heinze y Victor Lopez, dos tipos que están más para marcar que para jugar.

Y Newells no pudo. Intentó pero nunca encontró claridad. Solo en el segundo tiempo, cuando ingresó Tonso, encontró desborde por los costados, pero el “Pedro” del local estaba demasiado solo. Y cuando lograba desbordar a Ferrari o a Delgado, se encontraba con Carrizo o con Jonas Aguirre que daban una mano atrás.

¿Y Central? Central fue práctico. No le interesó nunca la tenencia de pelota, si el orden, el sacrificio, la concentración y la salida rápida de contra.

Carrizo y Medina se sacrificaron en la marca, pero cuando tuvieron que atacar lo hicieron. Delgado y Ferrari, cerraron su lateral pero lastimaron cada vez que pasaron a campo rival.

Mendez pisó el área seguido y lo tuvo en dos oportunidades que Guzmán impidió. Y los puntas hicieron todo perfecto.

Abreu jugó un partido bárbaro. Ganó siempre de arriba y fue punto de referencia en cada ataque del visitante mientras que Niel, hizo nada menos que el gol de la victoria.

Así lo ganó Central, cuando Delgado quitó en mitad de cancha, agarró mal parado al local y encaró. Los centrales salieron en su búsqueda y  abrió para Niel, que entró por izquierda y definió cruzado ante la salida desesperada del arquero local.

Así lo trabajó Central, así lo había soñado Russo, así lo pensó y así Central le volvió a ganar a Newells y es (al menos hasta el próximo clásico) el dueño de la ciudad.
 
Martin Gallo.

 

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