Boca y River disputaron un espectáculo más que aceptable si
tomamos en cuenta el presente de ambos. El partido disputado ayer en la
Bombonera fue, por momentos, muy bien jugado, entretenido, con situaciones de
gol. Un encuentro en donde abundaron mucho las buenas intenciones de ambos de
poner la pelota a ras de piso e intentar jugar.
En ese contexto, Riquelme, Martínez y Sanchez Miño eran lo
más claro de Boca mientras que Ledesma, Lanzini y Teo eran lo más saliente de River.
En un primer tiempo con mayor tenencia de pelota del local,
fue Boca quién incomodó en varias oportunidades a Barovero. El equipo de
Bianchi ponía mucha gente en ataque y generaba peligro pero en varias
oportunidades quedó mal parado y pudo haberlo pagado caro si Teo hubiese estado
preciso en la última estocada.
Lo perdieron Gigliotti, Martínez de cabeza, Riquelme con dos
chances claritas, una de zurda y otra de derecha, Erbes llegando libre por el
centro pegándole tres dedos a las manos de Barovero. Boca en cincuenta minutos
había generado más peligro que en todo el torneo. Pero en su mejor momento,
Balanta armó una jugada bárbara, cedió a Teo quién encontró de frente a Lanzini
que cara a cara con Orión no tuvo más que tocar suave al segundo palo. Golazo
de River quizá en el mejor momento de Boca.
A partir del gol, Bianchi movió fichas. Adentro Acosta y
afuera Miño para darle más vértigo al ataque. River, por su parte manejó con
criterio la pelota en ese segmento siempre de la mano de Ledesma, lo mejor de
la tarde Riverplatense y amenazaba con cada contra de Lanzini-Teo. En el mejor
momento de River, llegó la pincelada de Riquelme y el partido en tablas.
Dos minutos de furia hicieron creer que Boca se llevaba por
delante a su eterno rival. Lo tuvo primero Riquelme y luego Insua, pero
Barovero respondió como siempre sobrio.
Pasado los treinta del segundo, el partido entró en su peor
parte, la del conformismo. Ninguno atacó más. Boca avanzaba pero no complicaba y
River cerraba bien los espacios pero ya no lastimaba de contra. Había un pacto
de caballeros. Bianchi y Ramón miraban con tranquilidad el empate., un empate
que dejaba en carrera a ambos pero que entregaba sabor a poco.
El ingreso de Colazo por Riquelme para jugar un 4-4-2 y el
de Kranevitter por Rojas, marcaban que los entrenadores ya estaban conformes y
que como no se habían podido quebrar no arriesgaban mas.
Pero llegó el minuto 40. Luego de un córner mal cobrado,
River puso cinco jugadores en el área para “ver qué pasaba”. Boca puso ocho para
defender más Orión. Funes Mori saltó solo. Nadie lo movió, nadie lo molesto y
sin querer queriendo, River se llevó tres puntos de la Bombonera que seguramente
no mereció pero que justificó por esa tan preciada “efectividad” que hoy lo
lleva a soñar con que puede ser campeón.
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