jueves, 22 de mayo de 2014

River otra vez.







Pasaron seis años. Pasó el último lugar de la tabla de posiciones, pasó la promoción, pasó el fantasma del descenso, la visita a Madryn, la derrota con el Boca correntino, el ascenso en la tarde soleada contra Almirante Brown, la salida traumática de Cavenaghi y Dominguez del equipo por decisión de Almeyda (obligado por la comisión directiva), la llegada de Ramón Diaz y las elecciones. Se fue Passarella y llegó Donofrio con los conceptos claros: Devolver a River al lugar perdido. El nuevo presidente no tenía en sus planes al actual entrenador, no lo tiene de hecho. Pero no le quedó remedio. Debió bancar la postura de la gente y pese a ratificar una y otra vez que el “Pelado” no dependía de resultados para continuar sino de rendimientos, hoy tiene que reconocer que la apuesta de la gente era la que River necesitaba para volver a los primeros planos.
El equipo arrancó el torneo con la victoria ante Gimnasia y el empate en Rosario, una sintésis de lo que iba a pasar. El Millonario se hizo fuerte de local en este campeonato pese a la derrota con Godoy Cruz en la tercera fecha y padeció cada salida de Nuñez. Cayó con All Boys y Colón pero en la fecha 10 el equipo hizo un click. Quizá sin merecerlo, quizá como siempre lo imaginó, derrotó a Boca 2 a 1 en la Bombonera con un cabezazo agónico y ahí empezó a creer.
Desde las manos de Barovero, la llegada al gol de Mercado, la solidez de Balanta y Maidana, el ida y vuelta de Vangioni, el gran campeonato de Carbonero que arrancó criticado y terminó el torneo siendo el jugador más importante con sus goles y su proyección por la derecha, con el quite y la distribución de siempre de Ledesma, con el apoyo de Rojas, las gambetas de Lanzini y los goles de Cavenaghi y Teo, desde la fecha 10 a la 19, River solo cayó en la 11. Luego no perdió mas. Y empezó a jugar bien, a encontrar sociedades, a superar a los rivales y a ser un equipo solidario.  Para todo esto, mucho que ver tuvo Ramón y su mensaje. Cuando Barovero no estuvo por Chichizola fue clave, atajando dos penales que le dieron a River cuatro puntos. Pezzella y Funes Mori respondieron cuando los centrales no pudieron estar, Keko Villalva fue importante con el desequilibrio cuando Teo se lesionó. Todos aportaron su granito de arena para que River sea el mejor equipo del fútbol argentino al menos hasta fines del 2014.




Premio para Ramón, el técnico mas ganador, que bancó una formación, absorbió la presión en los peores momentos y mostró toda su capacidad en decisiones fundamentales como la vuelta o no de Barovero a la titularidad.
River es campeón, suma su estrella número 36 y le hace muy bien al fútbol argentino que este gigante dormido se haya despertado de una buena vez.

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