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Corrían los últimos días de mayo de 1976. Sólo dos meses antes, los militares habían derrocado al gobierno de Isabel Perón y se instalaron en el poder. Pero ni el miedo ni la lluvia de aquél día impidieron que, por primera vez después del golpe de Estado, miles de argentinos salieran a las calles para llorar a su ídolo.
Horas antes había muerto Ringo Bonavena. Una bala le perforó el pecho y lo vació de vida en las puertas de un burdel en Nevada, después de sesenta y ocho peleas en las que nadie había logrado imponerle la cuenta de diez.
El velatorio del boxeador fue uno de los mas multitudinarios que conoció Buenos Aires. Sin embargo, Ringo no le había dado a la Argentina las glorias de un título mundial. Tampoco deleitó a especialistas y aficionados con despliegues técnicos. ¿ Cómo explicar el rol protagónico que su figura ocupó y ocupa en el imaginario popular?
Algunos reivindican su fortaleza física, su temeridad en el ring, el ingenioso desparpajo de sus declaraciones y su habilidad para inventarse a sí mismo como personaje. Otros consideran que la vida y la carrera de Ringo nos son sino una metáfora de la tormentosa Argentina de las décadas del sesenta y setenta, donde la fuerza se impuso una y otra vez como único argumento. Su círculo áulico, en cambio, recuerda a un muchacho de barrio, audaz y jocoso, que se brindó con generosidad a amigos y parientes y fue un padre y marido original y lleno de afecto.
Hoy, treinta años después de su asesinato, la pregunta sigue vigente en la memoria de millones de argentinos que vivieron la aparición, el apogeo y la caída de ídolo: ¿quién fue Ringo Bonavena? La respuesta siempre se mostrará esquiva para quienes se empeñen en creer que Ringo fue, solamente un boxeador.
Díganme Ringo – Ezequiel Fernández Moores (Biografía de Ringo Bonavena)

Dársena Sur, 1901…….
Comienzos de siglo, junto al Riachuelo. Por entonces dos cuadros discutían supremacías futboleras en la zona: La Rosales (en homenaje a una heroica corbeta), instaló su canchita en un predio irrgular de las carboneras Wilson y le ganó su primer partido a Estrella Polar de Parque Patricios.En tanto, en la casa de míster Jacobs, subgerente de las mismas carboneras, todos los domingos por la tarde se reunían familiares y estudiantes amigos del inglés. Un día apareció una pelota, jugaron un rato largo y al final surgió la idea: ¿Y si formamos un club?. Era un 30 de agosto por lo que se eligió Santa Rosa.Los rivales cada vez eran más duros y de ahí nació la idea de fusionarse que se concretó el 25 de mayo de 1901. Tras varias idas y venidas se eligió River Plate como nombre ya que mientras se construía el dique 3, Martínez había visto a unos marineros dejar de lado unos gigantescos cajones ( lo que llevaban adentro era un misterio para todos) y ponerse a jugar a la pelota en momentos libres. A Martinez le llamó la atención la inscripción que figuraba en esos cajones: "The River Plate".
El origen de los colores de la camiseta pertenece a una comparsa de carnaval que se llamaba "Los habitantes del Infierno". Esa murga era integrada por mayoría de riverplatenses. De los trozos de género rojo que habían quedado de un desfile recortaron unas bandas, las colocaron en diagonal y las abrocharon con alfileres de ganchos a las camisetas blancas de uso diario.
La primera cancha se levanto del lado este de la Dársena Sud. Allí comenzó a jugar el primer equipo del club: Moltedo, Ratto, Cevallos, Peralta, Carrega, Bard (el presidente), Kitzler, Martínez, Flores, Zanni y Messina.
Hoy en día, el estadio Monumental, tiene capacidad para 60.000 espectadores sentados y es el más grande de la República Argentina.
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