
La Barrera - Fontanarrosa
Un paso más atrás. Dos más atrás. Tres. Ahí está bien. Ya está la barrera formada. Una baldosa más acá. Un momento. Ante todo, sacar las cosas del arco. Hay botellas debajo de la pileta. Ya la otra vez cagó una. Y dos sifones. El blindado no es nada, pero el otro puede reventar, y los sifones revientan y los pedacitos de vidrio saltan y se meten en los ojos de uno. Bien juntas las macetas de la barrera. El arquero muy nervioso. Miguel Tornino frente al balón. Atención. El rubio Miguel Tornino frente al balón. Una mano en la cintura. La otra también. La mano sacándose el pelo de la frente. La transpiración de la frente. De los ojos. Hay silencio en el estadio. Es la siesta. Hasta el Negro se ha quedado quieto. Resignado a ser simple espectador de ese tiro libre de carácter directo que ya tiene como seguro ejecutor a Miguel Tornino, que estudia con los ojos entrecerrados el ángulo de tiro, el hueco que le deja la barrera, la luz que atisba entre la pierna derecha del recio mediovolante de la visita y la pata de portland de la maceta grandota del culantrillo. Un solo grito en el estadio: Miguel, Miguel. El público de pie ante ésta, la última oportunidad del Racing Club cuando sólo faltan dos minutos para que finalice el match. Habrá que apurarse antes de que vuelva a adelantarse la barrera o el Negro insista en morder la pelota y hacerla cagar como el otro día que la pinchó el muy boludo. Sonó el silbato. Habrá que pegarle de chanfle interno. La cara interna del pie diestro de Miguel Tornino, el pibe de las inferiores debutante hoy le dará al balón casi de costado, tal vez de abajo, con no mucha fuerza pero sí con satánica precisión para que ese fulbo describa una rara comba sobre la cabeza de los asombrados defensores, sobre el despeinado pirincho del helecho de la segunda maceta y se cuele entre el travesaño, el poste, el postrer manotazo de la lata de aceite Cocinero que se ha lucido hasta el momento. ¡Tiró Tornino...! y... se hizo mimbre en el aire el arquero ante el latigazo insólito de curva inesperada y con la punta de los dos dedos allá voló la lata a la mierda, carajo que ladra el Negro, sí mamá... sí la guardo... está bien... pero mirá vos cómo la viene a sacar este guacho.

Ferrocarril Oeste
El 28 de julio de 1904 se realizó el acta de fundación, de la que participaron 95 empleados de las diversas repaticiones del Ferro Carril Oeste.En la primera asamblea, el 12 de agosto, se decidió el nombre: "Club Atlético Ferro Carril Oeste de Buenos Aires". El 18 de octubre de 1938 se cambió por el actual -Club Ferro Carril Oeste-.
Los fundadores consiguieron que la empresa les otorgara los terrenos actuales, donde estaba la llamada quinta de Doña Anita. Alli levantaron el estadio con baño, casilla y alambrado. Se inaguró en 1905. Es uno de los pocos que queda con estructura de madera y tiene capacidad para 22.400 personas.La primera tribuna del club fue construída en 1905. Era de madera y zinc y un incendio la destruyó por completo el 6 de septiembre de 1931. Tenía cuarenta metros de ancho por ocho de largo.
Si bien es el color verde de hoy el que se adoptó finalmente como distintivo -por ser una zona donde predominaba la existencia de plantaciones de arboles y verduras, aunque otras versiones dicen que es por la bandera de paso del Ferrocarril - no lo fue desde un principio. Lo cierto es que el señor F.J Day, secretario, y a quien se le había encomendado la tarea, presentó una blusa blanca que llevaba a la izquierda un escudo colorado en forma de corazón y en el centro de este las iniciales bordadas en blanco.Luego, según indican algunas crónicas, se adoptaron los colores del club ingles Aston Ville, camisa borravino a bastones mas claros y mangas celestes.Finalmente el color verde se impuso en la vestimenta deportiva y con el ascendio en 1912 el equipo de futbol, tras vencer a Racing por 2 a 1 en la final de la división intermedia. Por aquellos años este deporte todavia conservaba la pureza del amateurismo.
1 comentario:
Otra vez muy bueno el programa. Una macana los problemas con la escucha por internet.
Los sigo felicitando! Un abrazo al equipo periodistico de miedo escenico.
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